Queda una terca decisión
no sé por qué la quiero
si no no te puedo ser sincero—
ya aplazada para siempre—
y el reflejo del agua en los canales,
una noche luminosa de abril.
El exaltado adolescente se repite:
«Volveré a Venecia, con una mujer,
para ser feliz, verdaderamente feliz».
Típicos y tópicos, los deseos y los sueños;
no menos absurda la realidad que aguardaba.
Nunca he vuelto, no volveré jamás,
pero, a veces, muy de tarde en tarde,
una fotografía,un guiño irónico de la memoria,
me devuelvenlas estrellas perdidas de aquel cielo,
el golpe del remo en el agua nocturna.
juan luis panero.
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